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Compasión por Rebosamiento - Escuela de Enfermería

Si digitamos la palabra compasión, surgen rápidamente frases como: “sentimiento humano que se manifiesta desde el contacto y la comprensión del sufrimiento de un ser o valor humano, que conjuga la empatía y la comprensión hacia el sufrimiento de los demás”. Expresiones con similitudes pero con una diferencia substancial, el receptor.

Con esta falta de precisión, se ha creado una confusión en nuestra cultura. Algunas de las definiciones sugieren que la compasión se experimenta hacia un tercero, no dejando margen para experimentarla hacia sí mismo. Excluyendo una característica inherente al sentimiento, originarse por experiencia en sí mismo. La compasión es la expresión de un ser humano que quiere solidarizarse con el sufrimiento; porque lo ve, lo siente, lo comprende, le interesa y quiere aliviarlo en algún sentido. Y adivina múltiples maneras de hacerlo, porque lo ha descubierto en su ejercicio personal, íntimo y silencioso. Este es un pre-requisito.

Solamente se puede ser compasivo cuando se ha entendido que este sentimiento no involucra juzgar, ni criticar, ni culpar y que aplica para sí mismo y para todos los demás seres en el mundo. Dicho de una manera simple y contundente, compasión es mostrar sensibilidad ante los sentimientos propios y ajenos, y buscar alivianar la carga.

Así las cosas, vale la pena precisar qué no es compasión:

- Sentir lástima por el otro. Esta postura no aporta; cuando se siente lástima por otro ser, implícitamente se le resta valor y se le traslada un mensaje de inferioridad (y superioridad tuya).

- Sonreír y dar palmaditas en la espalda todo el tiempo, como si se pudiera borrar el origen del sufrimiento.

- Lucirse y parecer el salvador del otro; esto es ser soberbia o vanidad, no compasión.

Entonces, ¿qué es ser compasivo?

Es tener valor, coraje y valentía para tomar decisiones y afrontar la realidad en momentos de dolor. Para acompañarse o acompañar al otro. Es permitirse o permitir estar mal. Está bien sentirse mal a veces. Es imposible ser siempre feliz.

Ser compasivo es escuchar o escucharse, pero de verdad; no enmascarando ni culpando. Solo escuchando para “ver” y entender el sufrimiento y su origen. Es ser amable contigo mismo o con el otro, evitando juzgamiento, culpa o castigo. Ser compasivo es ser amoroso. Darte o dar ánimo. Pedir ayuda si así se identifica.

En definitiva, una actitud compasiva exige bondad, apertura, flexibilidad y sensibilidad al sufrimiento propio o ajeno. Y sale del ser humano por rebosamiento. Filósofos, psiquiatras, antropólogos y guías espirituales señalan que quien no practica la compasión consigo mismo, tiene dificultades para mostrarse compasivo con otros.
 

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Melva Patricia Ocampo

Profesora Titular

Escuela de Enfermería

Universidad del Valle

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